Los arquitectos de TI bajan de sus torres de marfil a las trincheras, para ayudar a sus compañías a enfrentar la crisis. Ha quedado claro que en este 2020 se ha avanzado más en transformación digital que, quizás, en los 10 años anteriores. Si bien este avance está lejos aún de concretarse, muchas compañías están entendiendo mejor de qué se trata esta transformación.

Sin duda, este 2020 ha sido, por así decirlo, un año “especial”. Si bien hemos sido testigos de múltiples formas en que las personas y los distintos países han enfrentado la actual pandemia, esto no ha podido frenar el altísimo impacto que esta ha generado en todos los ámbitos.

Ha quedado claro que en este 2020 se ha avanzado más en transformación digital que, quizás, en los 10 años anteriores. Si bien este avance está lejos aún de concretarse, muchas compañías están entendiendo mejor de qué se trata esta transformación, y han tenido que dar pasos concretos hacia su realización al verse obligadas a pensar seriamente en ella y, no cabe duda, que los sistemas y aplicaciones son fundamentales en este esfuerzo. Cada vez más, los líderes de nivel gerencial y de áreas tecnológicas se convencen que la ciencia de la arquitectura tecnológica es más importante que nunca antes.

Se está produciendo, entonces, un movimiento de los arquitectos desde sus “torres de marfil”, hacia las “trincheras”. Estos talentosos, si acaso subutilizados profesionales de las tecnologías están tomando más responsabilidad en sistemas y servicios particulares, para involucrarse más que antes en la operación. La meta de este movimiento es simple: llevar a los arquitectos más experimentados donde más se les necesita: participar en los equipos de desarrollo que diseñan soluciones tecnológicas complejas.

Una vez que los arquitectos se reubiquen y empoderen para conducir el cambio, ayudarán a simplificar las capas de tecnología para proveer mayor agilidad, que es lo que da a las compañías más jóvenes una ventaja en el mercado. Incluso, también se les puede conferir responsabilidad en lograr resultados a nivel de negocio.

Las compañías y emprendimientos más jóvenes llevan cierta ventaja en esto, pues no acarrean un lastre de soluciones antiguas y heredadas, lo que para las compañías más grandes y establecidas constituye un desafío y un obstáculo. La encuesta global a CIOs de 2018 efectuada por Deloitte, muestra que solo el 54% de los gerentes de tecnología creen que los stacks de tecnología de sus compañías pueden sustentar las necesidades del negocio actuales y futuras.

Para permanecer competitivos, las organizaciones ya establecidas necesitarán evolucionar su enfoque hacia la arquitectura, un proceso que está transformando el rol de los arquitectos en la compañía.

Las compañías que entiendan y apliquen este nuevo rol para los arquitectos, harán que estos tengan un papel más colaborativo, más creativo y de mayor responsabilidad ante las necesidades de los accionistas. Los arquitectos de definiciones de alto nivel estarán trabajando con equipos multidisciplinarios junto con los arquitectos enfocados en aplicaciones, además de colegas tanto de TI como del negocio. Yendo más allá, la misión de los arquitectos incluso puede tornarse en liderar iniciativas relacionadas a fuerzas disruptivas tales como blockchain, inteligencia artificial y machine learning.

Esta nueva tendencia sobre el rol de los arquitectos se basa en la lógica de negocios que los CEO, los CFO y los líderes de marca sí entienden: inversión, planificación cuidadosa y buena “alimentación” hacer crecer una compañía.

La inversión en los arquitectos y en la arquitectura, así como en promover su valor estratégico para toda la corporación, puede hacer que la función de TI evolucione para consolidarse como un diferenciador competitivo en esta economía digital.